domingo, 22 de mayo de 2011

7.6 OBSERVADOR PERMANENTE COMO ESTADO NO MIEMBRO.


Sea miembro o no, a la Santa Sede le interesa conservar su actual status. No puede votar, pero en cambio sí puede participar en los trabajos y actividades de Naciones Unidas. Aunque carecen de un estatuto jurídico claro, pueden distinguirse cuatro tipos de observadores: Estados no miembros, organizaciones intergubernamentales, movimientos de liberación nacional y organizaciones no gubernamentales (ONGs). Cada uno, con un modo distinto de participar en Naciones Unidas.
Como todo depende de la praxis y hay una casuística muy amplia, algunos -según se ha indicado- han intentado minar la posición de la Santa Sede, despojarla de su condición de Estado e incluirla en el variopinto cajón de ONGs. Pero en la práctica, la Santa Sede, sin ser estrictamente un Estado, sí es equiparable a un Estado. Así, por ejemplo, la Santa Sede colabora en la financiación de la ONU. Mientras los países miembros están obligados a contribuir económicamente, los observadores no. Pero la Santa Sede aporta un 0,01 por ciento del presupuesto de la ONU. Un porcentaje reducido, pero similar al de estados miembros de tamaño semejante Mónaco, San Marino, o superior, como Andorra, Jamaica, Hungría, Kenia, Líbano, Paraguay...
Otro ejemplo: En 1964 la Santa Sede acreditó a su observador ante Naciones Unidas conforme a la práctica desarrollada por los Estados, mediante el simple envío de notas: El 21 de marzo de 1964, el Card. Cicognani, Secretario de Estado, envió una nota al Secretario General de la ONU, U Thant, por la que le notificaba que enviaba como observador permanente de la Santa Sede a Mons. Giovanetti. U Thant acusó recibo de la nota y manifestó su complacencia por la decisión. Los organismos no estatales, en cambio, precisan de una resolución de la Asamblea General.
Por otra parte, la Santa Sede cumplía todos los requisitos para ser observador permanente: formar parte como miembro de alguno de los organismos especializados de la ONU (lo era de la Unión Postal Universal, y de la Unión Internacional de Telecomunicaciones) y estar reconocido por la mayoría de los miembros de la ONU, como así sucedía en 1964.
Visto lo cual, cabría preguntarse si hay alguna ONG que haya firmado algún tratado internacional, sea miembro de organizaciones compuestas exclusivamente por Estados, o mantenga relaciones diplomáticas con países. Tal vez esta idea ayude a comprender por qué a la Santa Sede no se la puede considerar como una ONG.

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